¿Has intentado vivir en pareja y no te ha salido bien? ¿Estás en una relación y no entiendes por qué no funciona como esperabas? ¿Alguna vez te has preguntado qué tan adaptable eres en una relación de pareja?
La adaptabilidad a la vida en pareja o en una relación es un elemento tan fundamental como el amor, el romance o la intimidad. Sin adaptarse el uno al otro, la relación durará poco cuando la magia del enamoramiento empiece a desvanecerse. Vamos a explorar esto de la adaptabilidad y aplicarte un test para descubrir qué tan adaptable eres.
¿Cuál es el problema aquí?
Que hay personas que son demasiado “ellas mismas” y no dejan espacio para que la relación pueda crecer. Ser muy “Tú”, no deja hueco para que haya un “Nosotros”.
Hay personas que no comparten lo que sienten, porque no les gusta hablar de sus cosas. Otros, quesque no pueden dormir si la pareja se está moviendo. Algunos más, que no están acostumbrados a hacer quehacer, porque su mamá no los ponía a hacer eso. Hay quien siempre quiere ganar y tener la razón, aunque eso haga que acaben peleados. Y para algunos más eso de escuchar los problemas de su pareja “está de flojera” o dicen que ya bastante tienen con lo suyo como para cargar lo del otro. ¿Y qué tal los que dicen “por eso yo no te pido nada, para que tú no me pidas nada a mi”?.
¿A qué nos referimos entonces con ser adaptable para una relación?
Ser adaptable en una relación de pareja significa que estamos dispuestos a hacer cambios y ajustes en nuestra vida y comportamiento para acomodar las necesidades y deseos de nuestra pareja, así como enfrentar los desafíos que puedan surgir a lo largo de nuestra convivencia. Por ejemplo:
Comunicación efectiva: Imagina que a tu pareja le gusta hablar sobre sus problemas y preocupaciones al final del día, mientras que tú prefieres relajarte y no pensar en los problemas. Ser adaptable en este caso implicaría encontrar un momento en el que ambos estén dispuestos a hablar sobre sus problemas, tal vez en otro momento del día o durante una actividad relajante que disfruten juntos.
Manejo de conflictos: Supongamos que tú y tu pareja tienen opiniones diferentes sobre cómo administrar el dinero en el hogar. En lugar de insistir en tu punto de vista o evitar el tema, ser adaptable implicaría analizar juntos sus prioridades financieras, entender las perspectivas de ambos y llegar a un acuerdo que satisfaga las necesidades de ambos.
Aceptar y respetar las diferencias: Considera que tu pareja tiene una afición que no te interesa, como el senderismo. Ser adaptable en este caso podría significar aceptar y respetar el interés de tu pareja por esta actividad, incluso si no la compartes, y encontrar actividades que ambos disfruten juntos.
Equilibrio entre las necesidades individuales y las del otro: Digamos que tú eres una persona extrovertida que disfruta de actividades sociales, mientras que tu pareja es más introvertida y prefiere quedarse en casa. Ser adaptable en este caso implicaría encontrar un equilibrio entre sus necesidades individuales y las de su pareja, quizás organizando salidas sociales con amigos en ocasiones y disfrutando de tiempo de calidad en casa en otras.
Pero vamos a ver cómo andan Ustedes en esa área; hagamos un test.
Test para ver qué tan adaptable eres para vivir en pareja
Responde SÍ, A VECES, o NO a cada una de estas preguntas
¿Crees que serías capaz de comprometerte y adaptar tus planes para satisfacer las necesidades de una pareja?
¿Te sientes cómodo(a) expresando tus sentimientos y necesidades de manera abierta y honesta con otras personas?
¿Puedes aceptar y respetar las diferencias de opinión y perspectiva en tus relaciones actuales?
¿Eres capaz de manejar conflictos de manera constructiva y buscar soluciones que beneficien a ambas partes?
¿Estás dispuesto(a) a compartir responsabilidades y tareas domésticas de manera equitativa en una futura convivencia en pareja?
¿Crees que podrías apoyar a una pareja en sus metas personales y profesionales, incluso si requieren tiempo y esfuerzo?
¿Te sientes cómodo(a) estableciendo y respetando límites personales en tus relaciones actuales?
¿Eres capaz de manejar el estrés y las situaciones difíciles sin afectar negativamente tus relaciones personales?
¿Te resulta fácil ser flexible en cuanto a rutinas y hábitos diarios para adaptarte a diferentes situaciones y personas?
¿Estás dispuesto(a) a aprender y crecer en tus relaciones, aceptando cambios en ti mismo(a) y en tus futuras parejas?
Una vez que hayas respondido a todas las preguntas, califica tus respuestas de la siguiente manera:
3 puntos por cada "Sí",
2 puntos por cada "A veces",
1 punto por cada "No".
30-27 puntos: Eres muy adaptable y, al menos por ese lado, parece que estás bien preparado(a) para vivir en pareja. Ahora la cuestión es que no acabes siendo taaaaaan adaptable, que ya ni tú te reconozcas.
26-20 puntos: Eres adaptable en ciertos aspectos, pero podrías mejorar en algunos para facilitar la convivencia en pareja.
19-10 puntos: Lo tuyo puede ser vivir en una cueva. Con este resultado puede que encuentres dificultades al adaptarte a la vida en pareja y que a una pareja no le resulte nada fácil vivir contigo.
¿Por qué unas personas son más adaptables que otras?
Existen varias razones y algunos elementos que influyen en esto:
Personalidad: Las personas con personalidades más flexibles y abiertas al cambio suelen ser más adaptables en las relaciones. Por ejemplo, alguien con una personalidad más paciente y comprensiva puede ser más adaptable que alguien con una personalidad dominante o controladora. En cambio, ciertos rasgos de personalidad, como el narcisismo, pueden dificultar la adaptabilidad en una relación de pareja. Los narcisistas suelen tener una gran necesidad de control y una falta de empatía, lo que puede generar dificultades en la convivencia y en la aceptación de las necesidades del otro. Por ejemplo, un narcisista podría insistir en que las cosas se hagan siempre a su manera y no estar dispuesto a escuchar ni considerar las necesidades y deseos de su pareja, lo que dificulta la adaptabilidad en la relación.
Experiencias pasadas: Las experiencias vividas en relaciones anteriores o en el entorno familiar pueden influir en la capacidad de adaptabilidad de una persona. Aquellos que han experimentado relaciones sanas y equilibradas en el pasado pueden tener un modelo de comportamiento adaptable en sus relaciones actuales.
Inteligencia emocional: Las personas con alta inteligencia emocional suelen ser más adaptables en las relaciones porque pueden reconocer y gestionar sus emociones, así como comprender y responder adecuadamente a las emociones de su pareja. Por ejemplo, una persona con buena inteligencia emocional puede identificar cuándo su pareja necesita apoyo emocional y brindarlo de manera efectiva.
Capacidad para empatizar: La empatía es un aspecto clave de la adaptabilidad en las relaciones. Las personas que pueden ponerse en el lugar de su pareja y comprender sus necesidades y deseos tienen más posibilidades de adaptarse en la relación.
El amor romántico: El amor puede jugar un papel importante en la adaptabilidad, ya que estar enamorado puede hacernos más dispuestos a ceder y comprometernos con nuestra pareja. Por ejemplo, una persona que ama profundamente a su pareja podría estar dispuesta a cambiar sus hábitos o preferencias para hacer feliz al otro y, como resultado, ser feliz también así. No hablamos de sacrificios que se hacen a costa de la propia felicidad, sino de la adaptación natural a ser menos “solo yo” y cada vez más un “nosotros”.
¿Cómo afecta a una relación no ser tan adaptable a la vida en pareja?
Puede haber afectación a corto y largo plazo.
Efectos a corto plazo:
Tensiones y conflictos constantes: Cuando una pareja no se adapta, pueden surgir desacuerdos y discusiones recurrentes. Por ejemplo, si una persona no está dispuesta a comprometerse en cómo dividir las responsabilidades del hogar, esto puede generar peleas y resentimientos.
Deterioro del bienestar emocional: La falta de adaptabilidad en una relación puede afectar la salud emocional de ambos miembros de la pareja. Esto podría manifestarse en forma de estrés, ansiedad o incluso depresión. Por ejemplo, si uno de los miembros de la pareja se siente constantemente frustrado, ignorado o despreciado, esto puede tener un impacto negativo en su autoestima y bienestar emocional.
Efectos a largo plazo:
Ruptura de la relación: Si los conflictos y tensiones no se resuelven a lo largo del tiempo, la relación puede volverse insostenible, lo que podría llevar a la separación o al divorcio. Por ejemplo, si una pareja no logra adaptarse a las necesidades cambiantes de cada uno, como el envejecimiento, la crianza de los hijos o el manejo de problemas de salud, esto puede eventualmente conducir a la ruptura de la relación.
Efectos negativos en los hijos: Si la pareja tiene hijos, la falta de adaptabilidad y los conflictos constantes pueden afectarlos, ya que crecen en un ambiente inestable y poco saludable. Los niños pueden experimentar ansiedad, dificultades en las relaciones interpersonales y problemas de rendimiento escolar. Por ejemplo, un niño que crece en un hogar donde sus padres pelean constantemente puede tener dificultades para establecer relaciones sanas y estables en su propia vida adulta.
Consecuencias para la salud física: Los conflictos constantes y el estrés emocional generado por la falta de adaptabilidad en una relación también pueden tener efectos negativos en la salud física de los miembros de la pareja. Por ejemplo, el estrés crónico puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, trastornos del sueño y problemas del sistema inmunológico.
¿Qué podemos hacer?
Desarrollar habilidades de comunicación: Aprende a expresar tus sentimientos, pensamientos y necesidades de manera clara y asertiva. Por ejemplo, si te molesta que tu pareja siempre llegue tarde, en lugar de guardar resentimiento, exprésale cómo te sientes y propón una solución juntos. Escucha activamente a tu pareja y muestra empatía hacia sus preocupaciones, lo que implica prestar atención y validar sus emociones.
Aprender a manejar conflictos de manera constructiva: En lugar de evitar o enfrentar agresivamente los conflictos, busca soluciones que beneficien a ambas partes. Por ejemplo, si ambos tienen opiniones diferentes sobre cómo gastar el dinero, en lugar de discutir, propongan un presupuesto que incluya las prioridades de ambos y lleguen a un acuerdo. El objetivo es llegar al mejor acuerdo posible, no que tú tengas la razón.
Establecer límites saludables: Reconoce tus propias necesidades y establece límites adecuados para proteger tu bienestar emocional. Por ejemplo, si necesitas tiempo a solas para recargar energías, comunícalo a tu pareja y establece momentos en los que puedas disfrutar de ese espacio personal sin sentirte culpable.
Fomentar la empatía: Practica ponerte en el lugar de tu pareja y comprender sus sentimientos y necesidades. Por ejemplo, si tu pareja está atravesando un momento difícil en el trabajo, intenta comprender cómo se siente y ofrece apoyo emocional en lugar de minimizar sus preocupaciones.
Cultivar la flexibilidad: Aprende a ser flexible en tu vida diaria y a adaptarte a diferentes situaciones y personas. Por ejemplo, si tu pareja quiere probar un nuevo restaurante pero tú prefieres ir al mismo de siempre, sé abierto a la idea y aprovecha la oportunidad para compartir nuevas experiencias juntos.
Trabajar en el autoconocimiento: Reflexiona sobre tus propios patrones de comportamiento y cómo podrían afectar tus relaciones. Por ejemplo, si te das cuenta de que tiendes a ser controlador en tus relaciones, indaga sobre las razones detrás de este comportamiento y busca maneras de ceder más y confiar en tu pareja.
En conclusión:
Siempre he dicho que tan importante es amar, como saber amar. El amor no se trata solo de la pasión o el deseo, sino también de la capacidad de vernos reflejados en el otro, de comprender y aceptar nuestras diferencias y de crecer juntos en la adversidad.
Al abrazar la adaptabilidad en nuestras relaciones, no sólo fortalecemos nuestra conexión con nuestras parejas, sino que también nos volvemos más sabios, empáticos y resilientes, enriqueciendo nuestra experiencia humana en el camino.
Ser adaptable implica aceptar que cada individuo es un mundo en sí mismo, con sus propias experiencias, percepciones y valores. Encontrar el equilibrio en una relación de pareja es un ejercicio constante de autoconocimiento y comprensión mutua.
No nomás es que se quieran, sino que además sepan quererse.
Para saber más:
Donnellan, M. B., Conger, R. D., & Bryant, C. M. (2004). The Big Five and enduring marriages. Journal of Research in Personality, 38(5), 481-504.
Finkel, E. J., Simpson, J. A., & Eastwick, P. W. (2017). The Psychology of Close Relationships: Fourteen Core Principles. Annual Review of Psychology, 68, 383-411.
Gottman, J. M., & Levenson, R. W. (2000). The timing of divorce: Predicting when a couple will divorce over a 14‐year period. Journal of Marriage and Family, 62(3), 737-745.
Karney, B. R., & Bradbury, T. N. (1995). The longitudinal course of marital quality and stability: A review of theory, methods, and research. Psychological Bulletin, 118(1), 3-34.
Rusbult, C. E., & Van Lange, P. A. (2003). Interdependence, interaction, and relationships. Annual review of psychology, 54(1), 351-375.
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