ÂżSientes que todos avanzan menos tĂș?
- 27 jul 2020
- 7 Min. de lectura
Pocas cosas me pueden parecer tan melancĂłlicas y frustrantes que sentir que no se avanza en la vida. Que se estĂĄ estancado, paralizado y que, aunque a veces hasta se niegue ya el deseo, hay una voz que no cesa de pedirnos que ya salgamos de ese estado. Sin embargo a cada instante podemos tomar la oportunidad de actuar distinto si tan sĂłlo empezamos, aunque sea de a poco, a desarrollar confianza en nosotros mismos. No se necesita mucho mĂĄs.
¿En qué aspectos de la vida nos podemos sentir estancados o atascados?
En cualquiera; por ejemplo en lo econĂłmico, estado fĂsico, relaciones sociales, romance, inteligencia, profesiĂłn, familia... Cualquier ĂĄrea en donde queramos o sintamos la necesidad de tener un avance sin lograrlo.
ÂżPero cĂłmo es eso de la sensaciĂłn de no avanzar?
Hay una sensaciĂłn de estancamiento o parĂĄlisis, pero resulta evidente que esto lo medimos de acuerdo a parĂĄmetros que, muy frecuentemente, vienen como resultado de una evaluaciĂłn entre dos elementos: dĂłnde estĂĄs y dĂłnde se supone que deberĂas o quieres estar en el momento presente o en un momento determinado de tu vida.
Tal vez el dĂłnde estĂ©s no resulte ser tan problemĂĄtico como el dĂłnde crees que deberĂas estar. Generalmente tu referente proviene de estĂĄndares culturales, sociales o familiares que fueron interpretados e interiorizados de manera personal, acerca de dĂłnde deberĂas estar:
SegĂșn lo que tu crees o te enseñaron. Como he dicho, aquĂ entran estĂĄndares ajenos que has hecho propios casi sin darte cuenta y que se vuelven una especie de âDeber serâ.
Para la edad que tienes. Peor aĂșn cuando te comparas con otros mĂĄs jĂłvenes que ya han logrado lo que tĂș no.
En comparaciĂłn con otras personas. Esto tiende a ser muy comĂșn porque, independientemente de que la familia nos haya puesto estĂĄndares o metas a alcanzar para ser personas "de bien" o "felices", muy frecuentemente usan a algunas otras personas como ejemplo de lo que se supone que debe ser. No pocas veces generalizan o exaltan (exageran) las cualidades de la otra persona con la que nos estĂĄn comparando o que usan como modelo a seguir.
La trampa de las comparaciones.
En esto de sentir que no se avanza, cuando la sensaciĂłn proviene de una comparaciĂłn con otros, generalmente ocurre una distorsiĂłn. Te comparas con alguien que ya llegĂł a dĂłnde tĂș quisieras llegar, pero no tomas en cuenta lo que esa otra persona tuvo que hacer, el precio que tuvo que pagar, el empeño y perseverancia necesarios para alcanzar esa meta. Entonces, como nada mĂĄs miras el resultado, no te explicas cĂłmo es que tĂș no lo has logrado; es decir, te brincas todo el proceso y, haciendo eso, es natural que te evalĂșes en rezago.
AdemĂĄs con las comparaciones sucede otra cosa; de pronto fantaseamos que el otro es muy feliz con eso que tiene o en el lugar que ha alcanzado. Y no digo que no lo sea, lo que digo es que como tĂș ya dijiste que lograr eso o llegar ahĂ es sinĂłnimo inherente de felicidad sostenible, pues peor te sientes de tu estado actual. No es infrecuente que cuando miras a alguien que dices que lo tiene todo, a su vez esa persona estĂ© mirando o soñando con algo que sienta que le hace falta. Todos siempre estamos buscando algo mĂĄs; progresar es parte de la naturaleza humana.
ÂżEntonces la soluciĂłn es dejar de compararse?
No necesariamente es dejar de hacerlo, sino cĂłmo lo haces. Si te comparas para inspirarte a ser mejor o llegar al lugar que otros han llegado, no suena mal. Si te comparas para castigarte o regañarte por no estar ahĂ, definitivamente yo creo que no ayuda.
Pero es muy probable que haya otro elemento mĂĄs obvio y determinante que las meras comparaciones por el cual sientes que no avanzas en la vida y es porque ÂĄÂĄÂĄefectivamente no estĂĄs haciendo algo para avanzar!!!
Seguramente no actĂșas, procrastinas, evades, te justificas o exteriorizas las razones por las cuales te mantienes en parĂĄlisis como se hace cuando se culpa a la economĂa, a la mala suerte, a los astros o a las injusticias sociales. Y entiendo perfecto que a veces avanzar no sĂłlo es cuestiĂłn de voluntad, pero no pocas veces requiere una gran dosis de eso precisamente.
¿Por qué decimos que queremos algo, nos quejamos de no tenerlo, pero poco hacemos para conseguirlo?
Las razones pueden ser variadas, pero una fundamental y muy comĂșn es el miedo y ya sabemos que este viene en muchas presentaciones, se manifiesta de muchas formas y suele usar muchos disfraces.
Uno de los miedos comunes es a no lograr lo que se quiere y con ello entonces defraudar, quedar en ridĂculo, decepcionar y, como resultado, confirmar lo que en el fondo ya se creĂa: que somos personas poco valiosas, vergĂŒenza de la familia. Otra forma del miedo es a sentir que no se merece alcanzar cosas buenas y entonces, si llega a conseguirse, sentirse un fraude y caer en riesgo perpetuo a ser descubiertos, exhibidos, denostados por el mundo y recibir un castigo de la vida por nuestro atrevimiento.
Muy en lĂnea con esto, estĂĄ el miedo a la crĂtica de los demĂĄs; esto especialmente cuando lo que queremos no va en lĂnea con lo que alguna vez nos dijeron que deberĂamos de querer, cuando por ejemplo nuestros padres esperaban que tuviĂ©ramos otra carrera o que a cierta edad les "diĂ©ramos" nietos. En esta lĂnea no es casualidad que no se quiera avanzar en lo que se quiere ni en lo que se espera de nosotros. Incluso hasta parecerĂa que quedarse congelados, sin darle gusto a nadie, ni a uno mismo, estarĂa libre de reproches, pero no es asĂ. Esta parĂĄlisis cobrarĂĄ factura con autoreproches tarde o temprano.
En otras ocasiones, como ya dije, el miedo usa disfraces para no ser evitado. Por ejemplo, a veces el miedo se disfraza de pereza. De esta manera puede actuar manteniĂ©ndonos lejos de lo que asusta, mientras nos hace creer que no estamos fracasando, sino que estamos muy cĂłmodos en nuestra posiciĂłn actual y que "ya habrĂĄ tiempo" cuando nos den ganas. Es mejor ser un perezoso que un fracasado Âżno es asĂ?. Otro de sus disfraces es el perfeccionismo; este disfraz incluso puede ser bien visto de manera social. Pero en realidad el miedo, bajo esta modalidad, nos engatusa diciendo que, como hay tantos detalles que cuidar, como hay que estar absolutamente seguros de que todo ha sido previsto y adecuado para poder empezar, pues no conviene actuar hasta que todo haya sido cuidadosa y meticulosamente preparado. Otro buen disfraz con el que el miedo nos protege de la crĂtica, la autocrĂtica y, por supuesto, el temido y esperado fracaso. Usando este disfraz del miedo a lo sumo de lo que te puedan acusar es de obsesivo, pero nunca de fracasado.
Muchas veces es menos doloroso asumir que somos unos perezosos, que tenemos mala suerte, que somos ansiosos o que somos vĂctimas de injusticias que tener que admitir que somos insuficientes y que no tenemos lo bĂĄsico que se requiere en la vida para alcanzar las metas. La buena noticia es que eso tiene un mucho de fantasĂa; lo tienes, pero temes usarlo.
Muchos de esos miedos son irracionales ¿por qué asustan?
Es verdad que desde afuera se ven asĂ, pero desde adentro, para el que los padece, se viven como algo aterrador. Pero en realidad no son las cosas que nos asustan lo que nos paraliza, sino la sensaciĂłn de incapacidad y falta de confianza en nosotros mismos lo que nos lleva a sentirnos vulnerables e indefensos ante lo que sea.
Se crea una sensaciĂłn de desesperanza, impotencia e indefensiĂłn que proviene de una creencia bĂĄsica: "No voy a poder". Esta creencia parte de una evaluaciĂłn negativa aprendida muy temprano en la vida y que terminĂł por ser la precursora de una autoestima baja.
¿Qué hacer?
Caminos puede haber muchos y no hay uno que sea el absoluto o el correcto. Cada uno puede encontrar en diferentes estrategias una oportunidad para empezar a moverse; sin embargo, pienso que nunca sobra alguna inspiraciĂłn para empezar. Veamos:
1.- OcĂșpate de que en lo que quieras avanzar sea tuyo y dependa de ti:
Que sea tuyo: A veces nos sentimos atorados porque alguien no toma una decisiĂłn que estamos esperando que tome para poder actuar. Como el que espera que un hijo bastante adulto se vaya de la casa a hacer su vida para poder rehacer una vida romĂĄntica o viajar si se quiere. En este caso estĂĄs deteniendo tu vida esperando que algo que no es tuyo avance para poder pasar. Como si fuera una especie de semĂĄforo emocional que estĂĄ en rojo, pero al igual que en el caso de un semĂĄforo, quizĂĄ lo que conviene es que, cuando ves que ya lleva buen rato en rojo sin cambiar, deberĂas empezar a pensar en la posibilidad de que estĂ© descompuesto y deberĂas cruzar con precauciĂłn para seguir avanzando.
Que dependa de ti: Hay quien estĂĄ muy mortificado porque en la familia una tĂa no le habla a la otra y la abuelita ya agarrĂł bando. Eso sĂłlo puede conducir a la frustraciĂłn, porque lo que estĂĄs esperando, es decir que tu familia arregle sus conflictos, depende de otro. Lo ideal es que tu te enfoques en tener buena relaciĂłn con quien se pueda con, sin y a pesar de tu familia.
2.- Si te vas a comparar hazlo adecuadamente.
Es decir, compĂĄrate con otro no dĂłnde estĂĄ ahora (el Ă©xito) sino dĂłnde estuvo en un nivel parecido al que tĂș te encuentras ahora. A partir de eso puedes indagar quĂ© hizo (Ă©l y muchos como Ă©l) para salir de ahĂ y llegar a donde llegĂł. No puedes comparar procesos con resultados. TĂș eres una persona que estĂĄ en proceso.
3.- No es cuestiĂłn de dar un salto al vacĂo, sino de confiar.
Y no me refiero a confiar en que todo saldrĂĄ bien (pensamiento mĂĄgico). Es mĂĄs bien confiar en que, pase lo que pase, tĂș tendrĂĄs la capacidad de hacerle frente para evitarlo, resolverlo o adaptarte a lo que venga. Es la cualidad fundamental que nos hace sentir que somos personas capaces de hacerse cargo de la vida a pesar de las circunstancias. Sin prisa, pero sin pausa.
4.- ActĂșa.
Por supuesto que se puede actuar revolcĂĄndose en la propia desgracia personal o se puede actuar avanzando hacia dĂłnde se dice que se quiere avanzar. Lo ideal es actuar en sentido de nuestros intereses, deseos y sueños. No importa si es un milĂmetro, ya vendrĂĄn otros una vez que el primero sea ganado. No tiene que cambiar todo aquĂ y ahora o de la noche a la mañana. Hazte cargo de lo posible en lo que adquieres la confianza y desarrollas las competencias necesarias.
ÂżTienes miedo de equivocarte? Lo harĂĄs. ÂżTienes miedo a que te critiquen? Lo harĂĄn.
Pero a pesar de eso, seguirĂĄs, no porque en el fondo te sientas con total seguridad, sino porque tu corazĂłn lo quiere, ya te mereces salir de ahĂ y esta vida no se detiene.