Perder es algo que lastima, algo que parece que nos roba y arrebata algo, o a alquien, que aún amoamos y su ausencia nos hiere profundamente. Es natural que duela, que produzca abatimiento, tristeza e incluso un gran enojo y una sensación de injusticia. Es entonces que descubres que el ausente ha dejado cosas que aún no puedes ver, que no puedes apreciar todavía, pues se encuentran sepultadas bajo el manto del sufrir; tras una cortina de lágrimas. Creo que ahora puede ser un buen momento para empezar a rendirle homenaje a través de tu propia vida, a través de levantarte, mandando con ello un mensaje: ha valido la pena el tiempo que estuvimos juntos. Al final sabes que no vas en soledad, pues el alma muere,el recuerdo jamás se asusenta y el corazón nunca olvida.